02 abril 2024

Los remotos orígenes de la ciencia ficción en Latinoamérica. Por Felipe Bochatay


América tiene muchas peculiaridades, una de ellas es que en algún momento de la historia hubo un choque de civilizaciones. Antes de la colonización europea hubo una cultura indígena, con una cosmovisión propia y con una vasta tradición oral, fueron entre otros los Incas, Aztecas y Mayas las civilizaciones más representativas.

    Por ello antes nos referimos a los relatos de tradición oral, y con ello conocimos el cuento EL JOVEN QUE SUBIÓ AL CIELO de la cultura inca.



Ahora toca hacer un raconto con las primeras obras de ficción que se produjeron en la América latina post descubrimiento formal en 1492. Me refiero a esas obras teñidas de religiosidad, hechas por hombres y mujeres religiosos y que a algunos le valió la hoguera o cuanto menos un largo proceso inquisitorial.

Para ubicarnos cronológicamente al hablar de proto ciencia-ficción latinoamericana debemos tener presente que estamos haciendo referencia a todas las obras previas o contemporáneas al FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO que Mary Shelley publicó en 1818. Tomo arbitrariamente esta fecha dado que algunos expertos en la materia ubican a esta obra como la fundadora de la ciencia-ficción.

Por tanto entendiendo que por proto ciencia-ficción encuadran todas las obras de ficción primitivas con algún atisbo de estilo narrativo de anticipación o ficción científica o de la ciencia de la época.

No debemos olvidar que Hugo Gernsback, fue quien acuñó el término science-fiction recién en 1926 en su revista Amazing Stories, refiriéndose al tipo de historia de que iniciaron Julio VerneH. G. Wells y Edgar Allan Poe, a un relato romántico que aúna hechos científicos y una visión profética.

Sin embargo no olvidemos que la línea entre fantasía y ciencia-ficción siempre ha sido muy difusa y delgada y como toda clasificación goza de sesgos, es subjetiva y genera controversias. En este trabajo sólo la utilizamos por cuestiones expositivas, por ello no podemos establecer etapas claramente definidas.

Por tanto, al no tener una obra fundante clara y unánime, menos podemos hacer un corte para la Proto ciencia-ficción latinoamericana. Lo que sí podemos hacer es agrupar una serie de obras que por distintos criterios o características podríamos ubicar como proto ciencia-ficción y a otras, por su estructura, sus características narrativas, etc., ubicarlas dentro de una segunda etapa, la de los principios u orígenes propiamente dicha, desde mediados del S. XIX en adelante.

Así podemos definir o clasificar tres etapas relativamente marcadas que serían:

Una primera etapa, denominada proto ciencia-ficción, que ocupa los siglos XVI a principios del S. XIX.

Una segunda etapa, denominada inicios de la ciencia-ficción, que transcurre desde mediados del S. XIX a mediados del S. XX. Esta etapa contiene dos momentos, entre mediados del S. XIX y principios del S. XX ubicamos los orígenes y de ahí en adelante y hasta mediados del S. XX la etapa de consolidación del género.

Y finalmente una tercera, la llamada edad de oro de la ciencia-ficción desde 1960 en adelante.

Estaríamos haciendo referencia a una literatura situada más cercana a lo místico y religioso por sobre lo científico: en donde los textos se ubican más cerca de lo maravilloso (haciendo referencia a la magia, ángeles y demonios, fin del mundo y surgimiento del nuevo en América, etc.) que por sobre la ficción especulativa propiamente dicha (donde todo tiene una explicación racional, verosímil, lógica), pero que reúnen ciertos elementos.

Asimismo no se puede hablar de una tradición local propiamente dicha dado que los autores siguieron en gran parte a los escritores y convenciones literarias europeas, pese a desarrollarlas en escenarios locales.

Las primeras estuvieron teñidas de misticismo religioso y las más tardías, ya hacia el S. XVIII, ya fueron más empapadas de los modismos y nuevas ciencias europeas, como por ejemplo el desarrollo del telescopio, etc.

Y acá podemos abrir un paréntesis dado que las discusiones acerca del surgimiento de la ciencia-ficción latinoamericana está teñida por algunas discusiones acerca de cómo puede hacer ciencia-ficción si no hay ciencia, tengamos en cuenta que si se acepta que el método científico caracteriza al género y se supone que este método se consolida entre fines del S. XVIII e inicios del S. XX, tendremos un marco temporal muy restringido.

Con Rivas, en 1773, se produce el divorcio del pensamiento escolástico y al uso de la fábula. Dado que en América, básicamente la cultura o el pensamiento estaba en los conventos, en los claustros conventuales en donde se escribía y leía (el resto de la sociedad no lo hacía), y esta es una diferencia con Europa en donde el pensamiento liberal por así llamarlo se encontraba en VoltaireKepler, los pensadores políticos, contractualistas, moralistas y/o filósofos que si bien recibían protección de los monarcas, iban libres de ir de reino en reino.

En América el pensamiento pasaba por la Iglesia y era la Iglesia misma la que censuraba. Como ejemplo podemos citar a sor Juana Ines de la CruzVieira, entre otros, en donde encontramos todos textos bañados por las reflexiones utópicas-filosóficas, más intimistas y relacionadas directamente con la religión, aunque en contacto con los intelectuales de Europa y sus obras.

La leyenda negra sostiene que el imperio español mantuvo en la ignorancia a sus colonias americanas, permitiendo solamente el tráfico de libros religiosos, sin embargo esto es fácilmente contrastable con los registros de libros, de todos los temas, incluso de los prohibidos por la Iglesia, que llevaban los mercaderes al Nuevo Mundo desde el siglo XVI. Por lo tanto no es casualidad que, pese a la creencia popular, los contactos entre América y Europa en materia cultural eran fluidos.

Por otro lado la proto ciencia-ficción latinoamericana no bebió exclusivamente de la tradición literaria anglosajona, sino que observa la revolución industrial y científica de la Ilustración, como así también la religión en un primer término pero como objeto de crítica.

A modo de ejemplo podemos mencionar algunas obras de esta época que denominamos proto ciencia-ficción:

En 1575. DECLARACIÓN DEL APOCALÍPSIS de Francisco de la Cruz. El género Apologético merece un artículo para sí solo, cosa que haré en breve. Acá solo podemos adelantar que la obra de Francisco de la Cruz es un texto que escribió mientras estuvo encarcelado. El tema: la caída de la Iglesia de Roma y el surgimiento de una nueva Iglesia en América.

De 1604. EL SERMÓN DE LA DESTRUCCIÓN DE LIMA de Francisco Solano.

De 1659. HISTORIA DO FUTURO: PROFETISMO MILENARISTA del jesuita Antonio Viera. Este es un libro que fue iniciado en 1649, y estaba proyectada para ocupar siete libros y tratar de 59 cuestiones. Sin embargo, nunca llegó a acabarse. De temática utópica, revive el mito sebastianino en plena Guerra de Restauración Portuguesa, poniendo en línea sucesoria de los asirios, persas, griegos y romanos en la hegemonía del mundo. Así Vieira ve a Portugal como futuro líder mundial, y pronostica la futura conversión universal de herejes e infieles. La obra fue publicada hacia 1718 y bien podría decirse que es la primera obra de ficción o ciencia-ficción escrita en portugués.

En 1680 se conoce el poema LA OCTAVA MARAVILLA de Francisco de Castro, cuya obra se encarga de celebrar el milagro de la aparición de la virgen para poner de manifiesto la grandeza de la rosa mexicana, de la virgen morena, es decir, la octava Maravilla. Puede ser que esta sea la primera obra que reconoce la belleza de la raza indígena mediante la expresión de un profundo amor hacia su protectora.

En 1685 tenemos PRIMERO SUEÑO, de Sor Juana Inés de la Cruz. Se trata de un texto filosófico que aborda el tópico del viaje del alma durante el sueño, en una estructura tripartita: el dormir, el viaje y el despertar.

En 1774 conocemos LA CALIFORNIADA, un poema de José Mariano de Iturriaga. En 1740 la Compañía de Jesús celebró el Segundo Centenario de su constitución. Para la ocasión, los superiores del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de la Ciudad de México encargaron al padre José Mariano de Iturriaga, conocedor de la lengua latina, componer un poema latino que se representaría en los patios del Colegio. Fiel a la política de propaganda de la Compañía, Iturriaga escoge como tema central de su poema la evangelización de la Baja California.

En 1816 se conoce DELIRIO del cubano radicado en Argentina Antonio José Valdes, quien narra la llegada a Buenos Aires de dos gigantes con poderes mágicos, al estilo del MICROMEGAS de Voltaire, que transforman la ciudad hasta volverla superior a París o Londres.

Juan Egaña produce sus OFICIOS FILOSÓFICOS Y POÉTICOS EN LA QUINTA DE LAS DELICIAS en 1829, aunque fue publicado en Londres, reúne tres escritos diferentes: los diálogos, CONVERSACIONES FILOSÓFICAS; el melodrama, AL AMOR VENCE EL DEBERY los poemas, POESÍAS FUGITIVAS. Lo novedoso es que en las CONVERSACIONES FILOSÓFICAS analiza los problemas de su tiempo usando un futuro imaginado como una crítica social al presente.

Hacia 1839, el BOSQUEJO DE LA EUROPA Y DE LA AMÉRICA EN 1900, de fray Vicente Solano. En esta obra describe que Europa será absorbida por Rusia, y América por los Estados Unidos del Norte.

Sin embargo, la obra de mayor envergadura y que por sus características se puede considerar la primera obra realmente literaria y ficcional, es la de SIZIGIAS Y CUADRATURAS LUNARES del fraile Manuel Antonio de Rivas, redactado hacia el año 1773, en lo que hoy es México y que gracias al proceso que le lleva adelante la Santa Inquisición ahora lo conocemos puesto que el único manuscrito que se conserva de la obra es un cuadernillo que se encontró glosado al expediente que le llevara adelante La Santa Inquisición en territorio americano dos años después de su creación.

Artículo originalmente publicado en: https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op02918.htm


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