No se puede buscar el “yo” por la mañana, hay que
esperar a la noche,
a la hora en que salen
los fantasmas.
Un tema al que los escritores han
recurrido en reiteradas oportunidades en los albores de la ciencia ficción
latinoamericana ha sido el abordaje del tema del doble en cuanto tal.
En todo el subcontinente los
escritores se han despachado con diferentes abordajes sobre esta temática.
Desde la figura sombría que devuelve el espejo o la sombra que cobra vida,
pasando por la figura real que roba una identidad, el alter ego que cobra vida,
o la idea del sueño como entorno en el que nuestro doble puede presentarse,
hasta la posibilidad de que la teoría de las cuerdas sea cierta y que hay
tantos universos paralelos con tanta gente como nosotros, por ejemplo
escribiendo este artículo con una ínfima diferencia, o no.
Referencias en la literatura
universal hay por doquier, con mencionar la primera que viene a la mente cuando
se habla de esto es la novela de Robert L. Stevenson: “El extraño caso del
Dr. Jekyll y el señor Hyde”,
obra publicada en 1886, en la que ese extraño personaje para la moderna
psiquiatría se diagnosticaría como un trastorno disociativo de la identidad.
El doble y la única mujer
Pablo
Palacio, este abogado y escritor ecuatoriano, que vivió en la primera mitad del
siglo XX, siempre tuvo presente en su obra las preocupaciones relativas a la
vida urbana y el sufrimiento interior del ser humano. En 1927 publica este
cuento, en una colección titulada La doble y única mujer.
En él una mujer relata su
particular historia en la que se describe como un ser con dos cuerpos, a los
que los denomina yo primera y yo segunda, cada uno con deseos y necesidades
independientes y que pese a ello son una comunidad con un solo alma.
Así
encontramos en este relato el tema de la dualidad del ser, y el conflicto del
ser, con una fórmula que permite sortear la suspensión de la credulidad a
medida que avanza la historia de la vida de esta mujer.
El
difunto y yo.
El venezolano Julio Garmendia
publica en 1927 su primer y más a famado libro de cuentos La tienda de muñecos. En este relato, de tipo inverosímil, el
genial vanguardista venezolano nos adentra en el tema del desdoblamiento del
ser o el dominio del alter ego.
En El difunto y yo vamos a ver al personaje principal, Andrés Erre, que ha extraviado a su doble. Su esposa lo descubre
buscándolo y él afirma que solo busca su sombrero. Al salir a la calle sufre
una serie de peripecias que sin dudas han sido causadas por su doble, su alter
ego, con las consecuencias esperables. En definitiva, al verse desplazado por
su doble termina suicidándose pues nadie puede darse cuenta del robo de la
identidad.
Esto
es así pues el Sr. Erre, que casualidad que tenga un apellido palíndromo, tiene
dos caras como en la novela de Stevenson. Y es que Andrés Erre posee una doble
personalidad, por un lado es una persona respetable, que cumple con la ley y de
una conducta intachable, que vive ajustado a los valores tradicionales y por el
otro lado su alter ego, que es en cierto sentido un ser anómico, un
inconformista que se aprovecha de las circunstancias.
En
este relato su alter ego irá ocupando cada vez más espacios en la vida de su
otro yo, a quien acaba desplazando y expulsando en definitiva de la vida.
Triunfa así el lado con mayor capacidad para adaptarse a los cambios en
detrimento del lado que respeta las leyes y las buenas costumbres en lo que
sería también una dura crítica social de la época desde la perspectiva del
género fantástico en un mundo muy parecido al nuestro, con reglas y leyes
racionales pero que tiene algo que no cuaja para nuestra cotidianidad.
Las ruinas circulares
El tema del doble y la identidad en la
literatura de Borges es abundante y rica en recursos. Es famoso por su trabajo
relacionado con los sueños y los espejos, abordando la temática tanto desde la
prosa como desde la poesía.
En Borges y yo el autor termina confundido al no saber quién es el que
escribe las páginas, a quién le ocurren las cosas, quién es el que se lleva los
laureles. Por su parte en El otro,
Borges se encuentra con un segundo yo más joven y lo anómalo en un sueño no del
todo riguroso.
También se acerca desde El Golem, en donde se da el
desdoblamiento del yo para encontrarse asimismo.
El miedo a los espejos se
presenta en Borges a temprana edad ya que desde niño vivió atormentado por las
pesadillas que lo asolaban, en particular con los espejos. De hecho sentía
pavor por un viejo espejo que había en su casa.
“Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de
hombres”, dice Borges a través de un relato. Es que sentía temor de que el
reflejo del espejo no se correspondiera con exactitud a él.
En Las ruinas circulares Borges describe un universo extraño, por
fuera del mundo real y precisamente por ello podemos decir que es un cuento
fantástico. El relato se centra en un evento que ya ocurrió, está relatando el
pasado, un pasado asombroso en el que el personaje se siente extraño. La culpa
la tiene la filosofía de Berkeley pues el autor toma de aquel la idea de
subordinar la realidad a la idea. De ahí que para el idealismo las cosas no son
sino más que nuestros pensamientos.
Así veremos a un hombre,
un mago, que llega a un lugar, las ruinas circulares, con la idea de soñar un
hombre. Fracasa, pero luego de otros intentos lo logra al pactar con un Dios,
el Dios del Fuego. Logra animar a su muñeco soñado al que envía a otras ruinas
circulares que hay río abajo.
Sin embargo ese doble no
es otro que su hijo pero que es un fantasma, un mero simulacro. Así el mago, el
soñador acaba descubriendo que también es un sueño de otro hombre, un sueño
tras otro en un eterno retorno, en un círculo que no termina de dar vueltas.
Volverá a la idea en un poema:
“Dios mueve al jugador y este, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?”
La trama celeste
Finalmente llegamos al tema del doble en un relato extraordinario de ciencia ficción. Me refiero a La trama celeste de Adolfo Bioy Casares (1914-1999), ese exquisito escritor argentino que durante un tiempo vivió a la sombra de Borges pero que supo ganarse su lugar en la literatura de ciencia ficción aunque él nunca reconozca a su obra, o parte de ella, como de ciencia ficción.
La trama celeste es un libro de cuentos publicado en Argentina en
1948, contiene seis cuentos entre los que se encuentra el que le da título al
libro. Como ya dije en otra oportunidad, en este cuento, que inobjetablemente
es una obra de ciencia ficción, el tema del espacio y el tiempo son tratados de
una manera muy particular, desarrollando la idea de que existen infinitos
mundos paralelos que se tocan unos a otros por ¿cuerdas? En estos mundos las
variaciones espacio-temporales son tan ligeras que sólo un lector muy atento
podrá admirar la construcción de este universo por Bioy Casares. Ello lleva a
pensar que esos universos deben ser, y de hecho lo son, infinitos.
Una de las
características más importantes en Bioy Casares es que casi todas sus historias
tienen como antecedente o universo contenedor alguna idea filosófica o
científica que la justifique. En este caso recurre a Louis-Auguste Blanqui y su
obra La eternidad a través de los astros,
de 1872, de donde se nutre, para poblar este cuento de mundos paralelos, de los
personajes dobles y triples y del espacio que se curva y se toca con otros
espacios.
La
historia comienza con un breve epígrafe a título de presentación de la
historia. Esta, titulada “LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN MORRIS” es escrita en
primera persona por quien en verdad no es el personaje principal, sino por
Carlos Alberto Servian, quien relata la historia de un soldado argentino,
Ireneo Morris, piloto de pruebas de aviones. Este sufre un accidente en una de
esas pruebas y queda herido. Cuando despierta es interrogado por sus propios
pares, que no lo reconocen. Los militares argentinos piensan que es un espía,
por lo que queda detenido.
En esta
circunstancia entra en escena una enfermera (debe tenerse en cuenta que las
mujeres siempre fueron personajes fuertes en su obra) que lo ayudará a escapar
de su detención pese al peligro que ello implica para la enfermera.
En
definitiva Bioy Casares nos presenta tres mundos en donde las diferencias son
mínimas, muy sutiles, y en las que Ireneo Morris deberá con un sentido casi
detectivesco ir descubriendo esas sutiles diferencias para salir airoso de lo
que considera una broma del destino.
Finalmente
sabremos que el narrador es un compañero de aventuras de Ireneo Morris que lo
acompaña viajando entre los diferentes universos paralelos a la vez que otros
casi idénticos Ireneo Morris se entrecruzan en diferentes aventuras.
En cada
uno de los mundos los personajes son idénticos pero a poco que se investigue se
observan sutiles diferencias de carácter, por lo que el tema del doble, tan
trabajado en la literatura también acá se ve reflejado. A saber: los mundos
sufren sutiles diferencias, vr. gr., en uno de los mundos Cartago no fue
destruida por los romanos, por lo que la cultura cartaginesa está presente en
ese universo del s. xx, por ejemplo en las calles o en los nombres de las
personas.
Es que al
duplicarse los planetas sobre el universo, también lo hacen todas las cosas y
seres que viven allí. Blanqui distingue dos tipos de dobles, el que es exactamente
igual y el que no, es el que tiene variantes, muy ligeras en este cuento, que
son los que le dan riqueza al relato.
Las
diferencias más sutiles pero no por ello menos importantes están en las
personalidades de los actores de esta trama. Algunos en un mundo son bondadosos
y en otro son egoístas. En uno se está enfermo y en el otro no. En otro caso un
personaje aparece en la trama pero en otro no. En definitiva, según Blanqui,
las múltiples variantes, como si de una compleja partida de ajedrez se tratara,
se da con las conductas de los hombres, sus acciones desencadenan tantas
posibilidades como mundos hay.
Sutilmente
con ello Adolfo Bioy Casares nos trae la tranquilidad existencialista de que no
estaríamos confinados a vivir una eternidad de repeticiones sino que esas
sutiles diferencias nos pueden hacer vivir infinitas aventuras en una cuasi
eternidad física.
El final
es muy bello y revelador:
“La explicación es evidente: En varios mundos
casi iguales, varios capitanes Morris salieron un día (aquí el 23 de junio) a
probar aeroplanos. Nuestro Morris se fugó al Uruguay o al Brasil. Otro, que
salió de otro Buenos Aires, hizo unos «pases» con su aeroplano y se encontró en
el Buenos Aires de otro mundo (donde no existía Gales y donde existía Cartago;
donde espera Idibal). Ese Ireneo Morris subió después en el Dewotine, volvió a
hacer los «pases», y cayó en este Buenos Aires. Como era idéntico al otro
Morris, hasta sus compañeros lo confundieron. Pero no era el mismo. El nuestro
(el que está en el Brasil) remontó vuelo, el 23 de junio, con el Breguet 304;
el otro sabía perfectamente que había probado el Breguet 309. Después, con el
doctor Servian de acompañante intenta los pases de nuevo y desaparece. Quizá
lleguen a otro mundo; es menos probable que encuentren a la sobrina de Servian
y a la cartaginesa. …”
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