17 diciembre 2023

El tema del doble en los orígenes de la literatura fantástica latinoamericana. Felipe Bochatay.

 






           
No se puede buscar el “yo” por la mañana, hay que esperar a la noche,

a la hora en que salen los fantasmas.

 

            Un tema al que los escritores han recurrido en reiteradas oportunidades en los albores de la ciencia ficción latinoamericana ha sido el abordaje del tema del doble en cuanto tal.

            En todo el subcontinente los escritores se han despachado con diferentes abordajes sobre esta temática. Desde la figura sombría que devuelve el espejo o la sombra que cobra vida, pasando por la figura real que roba una identidad, el alter ego que cobra vida, o la idea del sueño como entorno en el que nuestro doble puede presentarse, hasta la posibilidad de que la teoría de las cuerdas sea cierta y que hay tantos universos paralelos con tanta gente como nosotros, por ejemplo escribiendo este artículo con una ínfima diferencia, o no.

            Referencias en la literatura universal hay por doquier, con mencionar la primera que viene a la mente cuando se habla de esto es la novela de Robert L. Stevenson: “El extraño caso del Dr. Jekyll y el señor Hyde”, obra publicada en 1886, en la que ese extraño personaje para la moderna psiquiatría se diagnosticaría como un trastorno disociativo de la identidad.

 

            El doble y la única mujer

            Pablo Palacio, este abogado y escritor ecuatoriano, que vivió en la primera mitad del siglo XX, siempre tuvo presente en su obra las preocupaciones relativas a la vida urbana y el sufrimiento interior del ser humano. En 1927 publica este cuento, en una colección titulada La doble y única mujer.

            En él una mujer relata su particular historia en la que se describe como un ser con dos cuerpos, a los que los denomina yo primera y yo segunda, cada uno con deseos y necesidades independientes y que pese a ello son una comunidad con un solo alma.

            Así encontramos en este relato el tema de la dualidad del ser, y el conflicto del ser, con una fórmula que permite sortear la suspensión de la credulidad a medida que avanza la historia de la vida de esta mujer.

 

            El difunto y yo.

            El venezolano Julio Garmendia publica en 1927 su primer y más a famado libro de cuentos La tienda de muñecos. En este relato, de tipo inverosímil, el genial vanguardista venezolano nos adentra en el tema del desdoblamiento del ser o el dominio del alter ego.

            En El difunto y yo vamos a ver al personaje principal, Andrés Erre, que ha extraviado a su doble. Su esposa lo descubre buscándolo y él afirma que solo busca su sombrero. Al salir a la calle sufre una serie de peripecias que sin dudas han sido causadas por su doble, su alter ego, con las consecuencias esperables. En definitiva, al verse desplazado por su doble termina suicidándose pues nadie puede darse cuenta del robo de la identidad.

            Esto es así pues el Sr. Erre, que casualidad que tenga un apellido palíndromo, tiene dos caras como en la novela de Stevenson. Y es que Andrés Erre posee una doble personalidad, por un lado es una persona respetable, que cumple con la ley y de una conducta intachable, que vive ajustado a los valores tradicionales y por el otro lado su alter ego, que es en cierto sentido un ser anómico, un inconformista que se aprovecha de las circunstancias.

            En este relato su alter ego irá ocupando cada vez más espacios en la vida de su otro yo, a quien acaba desplazando y expulsando en definitiva de la vida. Triunfa así el lado con mayor capacidad para adaptarse a los cambios en detrimento del lado que respeta las leyes y las buenas costumbres en lo que sería también una dura crítica social de la época desde la perspectiva del género fantástico en un mundo muy parecido al nuestro, con reglas y leyes racionales pero que tiene algo que no cuaja para nuestra cotidianidad.

 

            Las ruinas circulares

            El tema del doble y la identidad en la literatura de Borges es abundante y rica en recursos. Es famoso por su trabajo relacionado con los sueños y los espejos, abordando la temática tanto desde la prosa como desde la poesía.

            En Borges y yo el autor termina confundido al no saber quién es el que escribe las páginas, a quién le ocurren las cosas, quién es el que se lleva los laureles. Por su parte en El otro, Borges se encuentra con un segundo yo más joven y lo anómalo en un sueño no del todo riguroso.

            También se acerca desde El Golem, en donde se da el desdoblamiento del yo para encontrarse asimismo.

El miedo a los espejos se presenta en Borges a temprana edad ya que desde niño vivió atormentado por las pesadillas que lo asolaban, en particular con los espejos. De hecho sentía pavor por un viejo espejo que había en su casa.

Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de hombres”, dice Borges a través de un relato. Es que sentía temor de que el reflejo del espejo no se correspondiera con exactitud a él.

En Las ruinas circulares Borges describe un universo extraño, por fuera del mundo real y precisamente por ello podemos decir que es un cuento fantástico. El relato se centra en un evento que ya ocurrió, está relatando el pasado, un pasado asombroso en el que el personaje se siente extraño. La culpa la tiene la filosofía de Berkeley pues el autor toma de aquel la idea de subordinar la realidad a la idea. De ahí que para el idealismo las cosas no son sino más que nuestros pensamientos.

Así veremos a un hombre, un mago, que llega a un lugar, las ruinas circulares, con la idea de soñar un hombre. Fracasa, pero luego de otros intentos lo logra al pactar con un Dios, el Dios del Fuego. Logra animar a su muñeco soñado al que envía a otras ruinas circulares que hay río abajo.

Sin embargo ese doble no es otro que su hijo pero que es un fantasma, un mero simulacro. Así el mago, el soñador acaba descubriendo que también es un sueño de otro hombre, un sueño tras otro en un eterno retorno, en un círculo que no termina de dar vueltas. Volverá a la idea en un poema:

 

“Dios mueve al jugador y este, la pieza.

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonías?”

 

La trama celeste

Finalmente llegamos al tema del doble en un relato extraordinario de  ciencia ficción. Me refiero a La trama celeste de Adolfo Bioy Casares (1914-1999), ese exquisito escritor argentino que durante un tiempo vivió a la sombra de Borges pero que supo ganarse su lugar en la literatura de ciencia ficción aunque él nunca reconozca a su obra, o parte de ella, como de ciencia ficción.


La trama celeste es un libro de cuentos publicado en Argentina en 1948, contiene seis cuentos entre los que se encuentra el que le da título al libro. Como ya dije en otra oportunidad, en este cuento, que inobjetablemente es una obra de ciencia ficción, el tema del espacio y el tiempo son tratados de una manera muy particular, desarrollando la idea de que existen infinitos mundos paralelos que se tocan unos a otros por ¿cuerdas? En estos mundos las variaciones espacio-temporales son tan ligeras que sólo un lector muy atento podrá admirar la construcción de este universo por Bioy Casares. Ello lleva a pensar que esos universos deben ser, y de hecho lo son, infinitos.

Una de las características más importantes en Bioy Casares es que casi todas sus historias tienen como antecedente o universo contenedor alguna idea filosófica o científica que la justifique. En este caso recurre a Louis-Auguste Blanqui y su obra La eternidad a través de los astros, de 1872, de donde se nutre, para poblar este cuento de mundos paralelos, de los personajes dobles y triples y del espacio que se curva y se toca con otros espacios.

La historia comienza con un breve epígrafe a título de presentación de la historia. Esta, titulada “LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN MORRIS” es escrita en primera persona por quien en verdad no es el personaje principal, sino por Carlos Alberto Servian, quien relata la historia de un soldado argentino, Ireneo Morris, piloto de pruebas de aviones. Este sufre un accidente en una de esas pruebas y queda herido. Cuando despierta es interrogado por sus propios pares, que no lo reconocen. Los militares argentinos piensan que es un espía, por lo que queda detenido.

En esta circunstancia entra en escena una enfermera (debe tenerse en cuenta que las mujeres siempre fueron personajes fuertes en su obra) que lo ayudará a escapar de su detención pese al peligro que ello implica para la enfermera.

En definitiva Bioy Casares nos presenta tres mundos en donde las diferencias son mínimas, muy sutiles, y en las que Ireneo Morris deberá con un sentido casi detectivesco ir descubriendo esas sutiles diferencias para salir airoso de lo que considera una broma del destino.

Finalmente sabremos que el narrador es un compañero de aventuras de Ireneo Morris que lo acompaña viajando entre los diferentes universos paralelos a la vez que otros casi idénticos Ireneo Morris se entrecruzan en diferentes aventuras.

En cada uno de los mundos los personajes son idénticos pero a poco que se investigue se observan sutiles diferencias de carácter, por lo que el tema del doble, tan trabajado en la literatura también acá se ve reflejado. A saber: los mundos sufren sutiles diferencias, vr. gr., en uno de los mundos Cartago no fue destruida por los romanos, por lo que la cultura cartaginesa está presente en ese universo del s. xx, por ejemplo en las calles o en los nombres de las personas.

Es que al duplicarse los planetas sobre el universo, también lo hacen todas las cosas y seres que viven allí. Blanqui distingue dos tipos de dobles, el que es exactamente igual y el que no, es el que tiene variantes, muy ligeras en este cuento, que son los que le dan riqueza al relato.

Las diferencias más sutiles pero no por ello menos importantes están en las personalidades de los actores de esta trama. Algunos en un mundo son bondadosos y en otro son egoístas. En uno se está enfermo y en el otro no. En otro caso un personaje aparece en la trama pero en otro no. En definitiva, según Blanqui, las múltiples variantes, como si de una compleja partida de ajedrez se tratara, se da con las conductas de los hombres, sus acciones desencadenan tantas posibilidades como mundos hay.

Sutilmente con ello Adolfo Bioy Casares nos trae la tranquilidad existencialista de que no estaríamos confinados a vivir una eternidad de repeticiones sino que esas sutiles diferencias nos pueden hacer vivir infinitas aventuras en una cuasi eternidad física.



El final es muy bello y revelador:

La explicación es evidente: En varios mundos casi iguales, varios capitanes Morris salieron un día (aquí el 23 de junio) a probar aeroplanos. Nuestro Morris se fugó al Uruguay o al Brasil. Otro, que salió de otro Buenos Aires, hizo unos «pases» con su aeroplano y se encontró en el Buenos Aires de otro mundo (donde no existía Gales y donde existía Cartago; donde espera Idibal). Ese Ireneo Morris subió después en el Dewotine, volvió a hacer los «pases», y cayó en este Buenos Aires. Como era idéntico al otro Morris, hasta sus compañeros lo confundieron. Pero no era el mismo. El nuestro (el que está en el Brasil) remontó vuelo, el 23 de junio, con el Breguet 304; el otro sabía perfectamente que había probado el Breguet 309. Después, con el doctor Servian de acompañante intenta los pases de nuevo y desaparece. Quizá lleguen a otro mundo; es menos probable que encuentren a la sobrina de Servian y a la cartaginesa. …”

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