19 agosto 2024

Recordando a Brian Aldiss. Felipe Bochatay.

 

-Así es la vida, como siempre se dice al hablar de la muerte (Barbagris).

 

Brian Wilson Aldiss fue un escritor, editor, y crítico literario británico, reconocido como una de las figuras más influyentes en la ciencia ficción del siglo XX. Nació el 18 de agosto de 1925 en East Dereham, Norfolk, Inglaterra, y falleció el 19 de agosto de 2017 en Oxford, Inglaterra.


Aldiss fue ampliamente conocido por su prolífica carrera literaria, que abarcó más de seis décadas, y por sus contribuciones tanto a la ciencia ficción como a la literatura en general.

            De un estilo tal vez por demás literario para los paladares de la ciencia ficción supo granjearse un espacio en los años '60 y '70 del siglo pasado con una obra literaria extensa y potente. Podemos mencionar Invernáculo, Heliconia, o La otra isla del Dr. Moreau.

             Barbagris.

            La novela, escrita en 1964, es fiel representante del género distópico de la época. Quizás no tan conocido como Ballard o el estadounidense Tomas Disch, ha sabido abordar los miedos y temores de una época en que el desastre nuclear estaba a la vuelta de la esquina.

            En este caso, un problema de mala gestión de las armas nucleares, nuevamente las consecuencias no deseadas del manejo de las tecnologías, hace estragos en la humanidad provocando la esterilización de toda la raza humana.


            Con ello comienza el lento declinar de la civilización, como bien puede preverse. En este contexto        el protagonista,
Algernon Timberlane, llamado "Barbagris"  a causa de su larga barba blanca, junto a su esposa y un grupo de personas, un grupo de gerontes sobrevivientes a la tragedia nuclear y al consiguiente declinar de las instituciones propias de la civilización, deambulan por una Inglaterra tan devastada como el resto del mundo.

 

“...el silencio los envolvió mientras permanecían, juntos y separados al mismo tiempo, en la oscuridad. Había mucho entre ellos que nunca habrían podido expresar, corrientes de simpatía y resentimiento, afinidad y aversión: vagas, pero no por eso menos fuertes...”

 

            El lento declinar, como en un apocalipsis suave (podríamos decir un sub género distópico) encuentra a estos ancianos luchando por sobrevivir en un ambiente hostil pero carente de la furia juvenil. En vez de ello tenemos a grupos de ancianos que sobreviven sabedores de que en algún momento nadie podrá cuidar de ellos. Pese a ello Barbagris mantiene una llama de esperanza en su corazón y día a día trata de no sucumbir a la desesperación que genera no solo los problemas diarios para sobrevivir sino el sin sentido de una civilización que da sus últimos estertores.

 

“Habían llegado a una especie de encrucijada, donde el camino atravesaba una carretera que aún mostraba signos de asfalto sobre su accidentada superficie…”

 

            Estamos en 2029 y han pasado cuarenta y ocho años del evento, por lo que desde 1981 no nace un nuevo ser humano. Por tanto los tópicos que va desarrollando Aldiss en la novela pueden ser los propios de una ancianidad contemporánea: la soledad, la desesperanza, el aislamiento y los miedos del no poder con uno mismo, pero todo enmarcado en ese estado de falta de humanidad.

            Con ello también vemos a la naturaleza que reclama para sí sus lugares perdidos, un Támesis desbordado, las calles  de cemento que comienzan a ser derrotadas por la inquebrantable hierba que brota desde el suelo.

            El tono melancólico campea en toda la obra a la par que los pensamientos de Barbagris se van sucediendo frente a los hechos cada vez más desesperantes. Sin embargo, al contrario de lo que se le puede achacar a Ballard con su trilogía distópica, o Tomas Disch como Los genocidas, una imperceptible llama de esperanza para la humanidad se enciende al final de la novela.

 “Mucho de lo que esta anciana tenía que decir resultaba difícil de comprender. Era como si la neblina que se extendía sobre el agua en aquella estación envolviera también la comprensión humana; pero no resultaba difícil de entender que pequeños grupos aislados de sus vecinos desarrollaran un acento y un vocabulario peculiar”.

 

            Algunas conclusiones.

            Esta es una obra propia de la época que ha envejecido muy bien, valga el lugar común del comentario. Aldiss fue conocido por su versatilidad y su capacidad para mezclar géneros, y esta obra es un claro exponente.

Si bien trabajó principalmente desde la ciencia ficción, también escribió obras de fantasía, horror y literatura general. Su enfoque innovador y su deseo de expandir los límites del género lo colocaron en la vanguardia del movimiento de la New Wave de la ciencia ficción en la década de 1960.


Esta obra, como otras de su autoría, aborda un tema recurrente en la obra de Aldiss cual es la relación entre la humanidad y su entorno, a menudo abordando cuestiones ecológicas, el impacto de la tecnología, y la evolución social.

Por su relativa sencillez argumental, sus pocas páginas y su escritura velada de referencias filosóficas, y a veces melancólica, es una novela que hay que leer para poder comprender los miedos de la época. Por todo ello forma parte del canon literario de la ciencia ficción distópica inglesa.

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