I. Introducción:
Cuando hablamos de los orígenes de la ciencia ficción latinoamericana de
inmediato corremos hacia la “Declaración
de Apocalipsi” de Francisco de la Cruz, del año 1575, que le costó la
hoguera al tener la revelación de la destrucción de la Iglesia de Roma y el
surgimiento de la misma en Lima. O también nos desplazamos hasta dos siglos
después buscando “Sizigias y Cuadraturas
lunares…” del fraile Manuel Antonio de Rivas, redactado hacia 1773 y que
también le costó un juicio ante la Santa Inquisición Mexicana.
Sin
embargo, Latinoamérica
es una región de muchos contrastes y peculiaridades, una de ellas es que en
algún momento de la historia hubo un choque de civilizaciones que determinó el
fin de una por sobre otra. La historia es conocida: 1492, Cristóbal Colon,
descubrimiento de América, colonización, etc.
Antes de la colonización europea hubo una cultura indígena, con una cosmovisión propia y con una vasta tradición oral que incluye a los Incas, Aztecas y Mayas como las mayores en lo que hoy es América Central y Sudamérica.
Estas culturas, casi olvidadas en el tiempo, tenían una forma oral de transmitir sus historias de generación en generación, y que fue rápidamente desplazada por la cultura europea.
En el marco de esta situación hubo
en toda Latinoamérica un grupo de personas que, a lo largo del tiempo,
procuraron recuperar esas historias narradas de generación en generación entre
sus pueblos y volcarlas en un papel, en castellano, pero en definitiva, en un
soporte que permitiera salvaguardar esas historias para el futuro.
Sin embargo el gran problema de los autores europeos o de ascendencia
europea que recopilaron estas historias es que este relevamiento suele estar
contaminado por una cosmovisión distinta y, por tanto, con contradicciones y
sesgos.
¿Dónde ubicamos cronológicamente estas historias? Entre los Siglos XIII y
la llegada de Colón. Esto es muy distante en cuanto a lo que estaba ocurriendo
en la Edad Media o en el Renacimiento en Europa.
Ahora bien, uno puede imaginarse que
como toda cultura con un cierto grado de avance, las historias deben rondar en
torno a sus dioses, lo que cultivan, sus ritos, como así también el amor no
correspondido, las ciencias naturales, la astronomía y cosas por el estilo.
Eso es cierto, de hecho contaban con una rica tradición en poesía,
teatro, fábulas, mitos y leyendas que los “haravicus” y los “amautas” se
encargaban de transmitir.
Entonces, ¿dónde encajar la Ciencia Ficción en un relato oral previo a la
llegada de Colón al “Nuevo Continente”?,
y tan lejos del surgimiento de la CF; sobre todo teniendo en cuenta que
sin lugar a dudas se puede hablar del momento fundacional del género “Ciencia
Ficción” en el “Frankenstein”, de 1818, de M. Shelley, aunque otros lo ubican
recién en 1927 cuando Hugo Gernsback acuña el vocablo 'science-fiction', siendo
que también es cierto que el mismo acuñara el vocablo “sciencefiction” en 1916.
Isaac Asimov la definió como “la rama de la literatura que trata sobre la reacción de
los seres humanos a los cambios en la ciencia y la tecnología" y
tanto Gernsbakc como aquel, parten de que este género debe tener un disparador tecnológico o científico
plausible.
Todo ello es cierto y por tanto acudimos
a un término que ya está asentado entre los círculos literarios, el de “Proto Ciencia Ficción” como algo previo
al surgimiento propiamente hablando de la CF, como una literatura situada más
cercana a lo místico y religioso por sobre lo científico, en donde los
textos se ubican más cerca de lo maravilloso, haciendo referencia a la magia,
ángeles y demonios que por sobre la ficción especulativa propiamente dicha
(donde todo tiene una explicación racional, verosímil, lógica), pero que reúnen
ciertos elementos.
II. 1. “El
joven que subió al cielo”.
Este es un relato obviamente sin conexión con la cultura europea porque
es previo a la conquista y muestra una cosmovisión propia pero, yo lo leo así,
con semejanzas al pensamiento europeo del S. XVII. Es una verdadera pieza
de arqueología literaria
latinoamericana.
La civilización incaica
priorizó el crecimiento personal y espiritual de las personas en un entorno
donde el Cosmos y la naturaleza se integraban armónicamente en la vida de las
personas, de los grupos y de la sociedad como un todo.
En esa cosmovisión se
generaron mitos y leyendas, que más parecen relatos fantásticos de universos
paralelos y de mundos perdidos.
El relato es recogido por José
María Arguedas (1911-1969), que fue un escritor, además de
antropólogo y etnólogo peruano. Es considerado uno de los grandes
representantes de la literatura indigenista peruana introduciendo la visión
interior del mundo indígena.
“El joven…” podríamos
catalogarlo como uno de los primeros cuentos de ciencia ficción y fantasía de
la América y que emerge en el Tawantinsuyu, durante el incario, Imperio
que abarcó geográficamente lo que hoy son Bolivia, Perú, Ecuador, norte de
Argentina y Chile y parte de Colombia.
Este relato está ubicado
entre los Siglos XIII al XVI.
El relato trata de un muchacho quechua, hijo único, cuyos
padres le encargan el cuidado de unos cultivos de papas.
Sin embargo, el muchacho se duerme y le roban. Al
regresar a su choza los padres lo retan duramente.
Durante la segunda noche permanece en vela y solamente
“pestañeó un instante”. Precisamente en ese instante en que pestañea es cuando
nuevamente le roban las papas.
Los padres lo amonestan, y en la tercera noche, ya sin ni
siquiera pestañear ve como bajan de otro mundo unas jóvenes, niñas blancas,
“estrellas”, con trajes translúcidos o “de plata”, dando lugar desde acá
propiamente a la historia de ciencia ficción y fantasía.
El muchacho se enamora y desea que se quede una de ellas.
Esta se niega pero el muchacho se apodera de ella mientras las otras se elevan
al cielo.
La alienígena que se queda por un tiempo en el lugar no acepta ser
su esposa pero termina quedando recluida en la choza de la familia y al cuidado
de los padres del muchacho.
Queda embarazada pero al avanzar su estado pierde el
bebé.
Luego de un tiempo la niña estelar regresa a su mundo,
casi escapando, en un momento de descuido de la familia del muchacho.
El muchacho, quien había compartido con la joven
extraterrestre un periodo de su vida, aproximadamente un año, habiéndose
enamorado de ella, decidió desesperado buscarla.
Pero preso de la locura por haberla perdido, y no
sabiendo cómo encontrarla, deambula por la zona hasta que en lo alto de un
monte se encuentra con un cóndor (un “vehículo”) con el que realiza un pacto
para viajar y que la permite llegar al mundo de su doncella, en otro entorno
estelar.
Tardaron tres años en elevarse durante el cual el cóndor
se come dos llamas que le reclama como paga. Al promediar el viaje el cóndor ya
dio cuenta de las dos llamas y el muchacho por temor a ser dejado en el medio
del espacio comienza a cortarse pedazos de su pierna y le da eso de comer a su
vehículo espacial. Todo este viaje transcurre con la premisa de que no abra los
ojos el muchacho, y así lo hace.
Al llegar al nuevo entorno estelar, muy avejentados y
desalineados, se bañan en aguas mágicas y rejuvenecen.
El muchacho se reencuentra con la chica, que en principio
no reconoce porque para él son todas iguales. Vive un drama amoroso, sin un
final feliz dado que literalmente queda recluido durante un año, como le
hiciera él a la niña en la Tierra y luego de un año esta deja de visitarlo, lo
hecha, y así debe emprender el regreso sin volver a verla.
El mismo cóndor lo regresa y al llegar sus padres están
muy viejos, pese a que el viaje de retorno también dura tres años, pero así lo
reciben y aceptan nuevamente.
A lo largo de todo el relato nos vamos a encontrar con
algunos tópicos propios de la ciencia ficción y que con un pequeño esfuerzo
intelectual podemos descubrir: la utilización de alimentos transgénicos, el uso
del control mental a distancia, las naves cósmicas, los efectos del
espacio-tiempo, etc.
A saber: en un pasaje se hace
referencia a que “… En esas tierras la papa crecía lozana. Sólo él poseía esa
excelsa semilla…”, lo que no es otra cosa que hacer referencia a los alimentos
transgénicos.
El control mental a distancia está
presente cuando al joven en tres días seguidos le roban las papas del cultivo
de la familia: “… Y pasaron tres noches. La primera, el joven la pasó despierto, mirando
las papas, sin dormir. Sólo al rayar la aurora le venció el sueño, y se quedó
dormido. Fue en ese instante en que los ladrones entraron a la chácra, y
escarbaron las papas. … Estuvo vigilando el sembrado con los ojos bien
abiertos. Y justo, a la medianoche, pestañeó un instante. En ese instante los
ladrones ingresaron al campo. Despertó el mozo y vigiló hasta la mañana. No vio
ningún ladrón. Pero al amanecer tuvo que ir a la casa de sus padres a darles
cuenta del nuevo robo…”
La clonación puede estar presente en
la similitud de todas las habitantes de ese entorno estelar: “… A la ceremonia
han de asistir las jóvenes del cielo; son una multitud, y todas tienen el mismo
rostro que tu esposa. Cuando ellas estén desfilando junto a ti, no has de
dirigirle la palabra a ninguna, porque la que es tuya vendrá la última, y te
dará un empujón. Entonces la asirás y por ningún motivo la soltarás…”
Hay trajes espaciales: “... En esa
ráfaga de sueño que tuvo, mientras pestañeaba el mozo, una multitud de
hermosísimas jóvenes, princesas y niñas blancas poblaron el sembrado. Sus
rostros eran como flores, sus cabelleras brillaban como el oro; eran mujeres
vestidas de plata. Todas juntas, muy de prisa, se dedicaron a escarbar las
papas. Tomando la apariencia de princesas eran estrellas, que bajaron del
altísimo cielo…”
Pero lo más interesante son las
consecuencias espacio-temporales dejados entrever en el relato. El viaje muestra el principio de la relatividad del tiempo. La
aventura del muchacho inca puede haber durado aproximadamente siete años, tres
en ir, uno en el cielo y tres más para regresar. Sin embargo, el joven mantiene
su edad a través de un proceso de rejuvenecimiento y sus padres se encontraban
muy ancianos cuando él vuelve del otro orbe. Entonces, en el contenido del
cuento aparecen elementos de la física relativista, y la tecnología inherente
al relato puede ser traducida de forma simbólica: “… El Cóndor aceptó; se echó al joven
sobre sus alas y emprendió el vuelo. Durante tres años estuvieron volando hacia
la tierra. Y cuando llegaron, el mozo cumplió y entregó al cóndor dos llamas. …
El mozo entró a su casa y encontró a sus padres muy viejos, muy viejos,
cubiertos de lágrimas y de pena. El cóndor dijo a los ancianos: -He aquí que
les devuelvo a vuestro hijo, sano y salvo. Ahora debéis criarlo cariñosamente…”
IV. Conclusiones.
Sin dudas la cosmovisión de los incas, rica en mitos y leyendas habla de
una cultura avanzada en donde los relatos, en este mundo de transmisión oral,
están cargados de una visión ficcional que, como en este caso, rompe con las
historias que eran mera descripción de eventos religiosos o naturales, es
decir, una literatura situada más cercana a lo Místico y religioso por sobre
lo científico: en donde los textos se ubican más cerca de lo
maravilloso (haciendo referencia a la magia, ángeles y demonios, fin del mundo
y surgimiento del nuevo en América, etc.) que por sobre la ficción especulativa
propiamente dicha (donde todo tiene una explicación racional, verosímil,
lógica), pero que reúnen ciertos elementos.
Publicado originalmente en: https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op02900.htm