17 marzo 2022

Internados en el nido del cucú

 

Internados en el nido del cucú

Una aproximación a la obra de Ken Kesey y Milos Forman

desde la Sociología de Erving Goffman.

 



 

Palabras: Jack Nicholson, lobotomía, interaccionismo simbólico, institución total, teatro, sociología, panóptico, antipsiquiatría, psiquiatría.

 

Hay películas que quedan grabadas en la mente de las personas. Escenas, diálogos, una imagen. La imponente presencia de Jack Nicholson en la película “Alguien voló sobre el nido del cucú” es una de ellas. El mentado film es una obra adaptada de la novela “One Flew Over the Cuckoo's Nest”, de Ken Kesey de 1962[1], y fue dirigida por Milos Forman en 1975.

El personaje que interpreta Jack Nicholson es apabullante por donde se lo mire, destila desparpajo, desinhibición y aterra cuando uno se percata hacia dónde transita inexorablemente el personaje.

Hasta acá nada que no se haya comentado antes. El hecho es que esas imágenes de una persona díscola que ingresa a un manicomio para salvarse de la cárcel me disparó directamente hacia un trabajo sociológico de uno de los grandes científicos de esta ciencia del siglo XX, la obra es “Internados: Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales” del sociólogo E. Goffman.

 



 

Sobre la relación entre ambas obras trataré de aclarar algunas ideas, ya que si bien muchas películas enfrentan el tema de la salud mental desde diferentes perspectivas, preconceptos o ideologías esta se centra en un momento histórico concreto en donde la lobotomía se encontraba en su apogeo.

Quien vio la película a los pocos minutos podrá idearse lo mal que terminará McMurphy. Desde las primeras escenas destila “su demencia”, tal es así cuando a su arribo besa al policía que le quita las esposas y lanza alaridos o cuando dirigiéndose al director del hospital le diga que “nada funciona bien en mi cabeza”. Este granuja llega al manicomio como un triunfador, inmerecido por cierto, y en algún lugar de nuestros corazones deseamos decirle: “hey, amigo, vas camino a la muerte (o la locura, cual peor)”.

Por ello me pareció interesante desarrollar una lectura de la película (y su libro) a través de una investigación científica, de la obra de E. Goffman ya que, y esta es la idea central, las modas, costumbres, gustos estéticos o estado de la ciencia son reflejados por las artes (literatura, cine, pintura) casi en el mismo momento en que ocurren.

 



 

Como primer punto de comparación podemos traer a colación una razón por la que las obras tienen tantos puntos en contacto. El libro de Goffman, “Internados”, fue el resultado de la investigación de campo que realizó entre 1955 y 1956 en un hospital psiquiátrico de Washington. Goffman trató de pasar desapercibido presentándose como ayudante del director de gimnasia, aplicando estrategias micro-sociológicas cercanas a la etnología. Por su parte se sabe que Kesey pasó un tiempo trabajando como enfermero en un hospital psiquiátrico de California, EEUU. Allí pudo interiorizarse sobre cómo trataban a los internos desde la institución y también experimentar con las drogas que a los internos les eran suministrados. A ello se debe el perfecto detalle de los ambientes, la pulcritud de los uniformes, etc.

Además la historia de esta película nos hace vislumbrar una época en particular, EEUU entre la época de postguerra y hasta los años 70. Interesante es ver que durante ese lapso de tiempo los EEUU vivieron sin dudas la mejor de sus etapas en lo referente al estilo de vida logrado por la sociedad. Es la época del “baby boom”, del Welfare State y del pleno empleo. Y misteriosamente es también una época en donde se desarrollan distintas ideas acerca de la lucha contra el sistema[2].

Así comprendemos porqué McMurphy encarna a una persona que lucha contra el sistema (las reglas del hospital) desde una postura egoísta, dado que intenta lograr beneficios a costa de torcer las normas, y en donde se presenta una analogía de la lucha contra una sociedad opresora, en este caso representada por la enfermera Ratched, símbolo de férrea autoridad interpretada por Louise Fletcher.

El orden y las restricciones que operan en el hospital nos recuerdan las reglas de muchas sociedades. La individualidad de cada “interno” se torna conjunta y por consiguiente representa a aquella que busca por momentos adaptarse, sentirse parte de la sociedad y por otro momento se resiste y solo pide tolerancia. A través de los pasillos de un hospital psiquiátrico esta película cuestiona el sistema de salud mental norteamericano en tiempos donde los derechos humanos eran invisibles ante el avance tecnológico de los nuevos conocimientos en neurología. Por ello vemos a los enfermos del pabellón que le toca en suerte a Mc Murphy andar de un lado para el otro todos “en bloque”, privados de autonomía, de su individualidad.

Cuando vemos esta película debemos situarnos entre los antes dicho y lo siguiente: Mc Murphy es un violador e inadaptado social de espíritu libre que finge demencia para ser recluido en un hospital psiquiátrico con la idea de escapar a un régimen carcelario que considera un excesivo castigo a sus delitos y que no está en sus planes purgar. Él dice algo así como que está con una pandilla de locos para evitar ir a la cárcel.

En una de las primeras escenas de la película se observa el ingreso de McMurphy al hospital. Con el director del Hospital tiene una reunión y dialogan sobre los motivos por los cuales fue internado. Hay que destacar dos caracteres en la personalidad de McMurphy: el de vago,  indicador que podría ser síntoma de su locura ya que esto se corresponde con parte del discurso civilizado de la época cuando se consideraba como la cuestión más miserable a un hombre holgazán. El otro es su carácter de pendenciero, dicho de otra forma: irrumpía contra el orden.

            Pero la pegajosa tendencia de Mc Murphy al desorden y a la desobediencia establecidos como su estilo de vida choca rápidamente con la inflexible disciplina impuesta dentro del establecimiento. En definitiva vemos como minuto a minuto nuestro protagonista comienza a padecer su nuevo lugar de vida. Así a la par que padece su nueva realidad, no se alecciona y contagia su tendencia al desorden y su sentido de la vida choca muy pronto con la estremecedora rutina de los habitantes del manicomio.

            A lo largo del film vemos como sus compañeros de “hospedaje” vienen a darse cuenta de que existe algo muy diferente a lo que están viviendo cada día. Se desencadena así una guerra entre los pacientes y el personal de la clínica ante la fría y severa enfermera Ratched a la cabeza y sus asistentes.

En la obra de Goffman, “Internados”, este autor desarrolla el concepto de “institución total”. A estas instituciones, podemos denominarlas como “lugares o espacios específicos donde los seres humanos comparten un espacio delimitado totalmente controlado hasta en los más mínimos detalles”. Conviven en estos espacios dos tipos de personas, los guardias y los internos.

Bajo este concepto Goffman pone de manifiesto las características totalitarias en las que las personas se ven obligadas a compartir un espacio delimitado, bajo estrictos controles horarios e interacciones controladas. En definitiva, Mc Murphy huye de una institución como es la cárcel en EEUU, con toda su impronta de trabajos forzados. Y en donde cabe recordar, en EEUU persiste el sistema corrientemente denominado "Tree straike and your!re out law", en donde en resumida síntesis, tres condenas penales implican largas cadenas perpetuas.

 


             Es por ello que en el desarrollo del film la presencia del personal, y sobre todo de la férrea enfermera jefa del pabellón en que transcurre el film torna irrespirable el clima de esos pasillos. Para no irme del tema, a esto lo encuentro muy relacionado con el concepto de "panóptico"[3] propio de estas instituciones en estudio.

En el devenir de toda la película prima un principio rector positivista, la fe en la ciencia es avasalladora: “se trata sólo de medicina, te va a hacer bien” dicen las enfermeras cuando entregan las medicinas a los pacientes. Es una forma de entender el mundo, el discurso médico hegemónico.

Pero hay que tener presente que McMurphy no estaba loco y los doctores eran conscientes de ello, pero no hacían nada al respecto. Muy por lo contrario, cada vez que desobedecía las normas internas estos le aplicaban técnicas médicas en contra de su voluntad.

            Esa puesta en escena del anormal también será discursiva: el criminal, el loco, es objeto de debate y será la ciencia la que establecerá un rol fundamental en la construcción del yo normal y el otro anormal: la hegemonía médica va a comenzar a medicar lo funcional y lo disfuncional. Así aparecerá la medicina aliada al poder. Se cataloga de enfermo a aquello que al sistema le sirve para preservar el orden. Así se entiende al criminal como algo patológico, como que está loco, enfermo y que hay que ayudarlo; como éste se sale de la norma se prefiere creer que está loco antes de aceptar la experiencia de la gente que escapa de la norma. Y así lo terminan entendiendo quienes “tratan” a Mc Murphy. Tratantes y tratados, guardias e internos dentro de la Institución Total.

Como podremos ver en la película, Mc Murphy viene a romper el orden casi estático que aparentemente siempre ha existido en los pasillos del hospital.

Utilizando esta anomalía introducida es como podemos percatarnos que hay dos formas principales o ajustes a través de los cuales los internos o tratados se adaptan a su entorno: primarios, cuando el interno se adapta a los reglamentos y estructuras institucionales; secundarios, cuando los individuos logran adaptar algunas características institucionales para su propio beneficio. En un primer grupo podemos ver al grupo de personas de su pabellón con que se encuentra Mc Murphy. Pasivos adaptados a las normas. En el segundo grupo encontramos a ya sabemos quién.

            El problema surge en la película en función de que Mc Murphy rompe con esta pasiva aceptación de los reglamentos internos torciendo esta normativa a su favor, ejemplos palpables son cuando organiza la mesa de poker, la administración del tv, el equipo de basket ball, la limpieza de los sanitarios, la salida en barco, el ingreso de prostitutas al hospital o cuando no ve el vidrio y lo rompe penetrando así su cuerpo en un sector al que tiene vedado su ingreso.

Este sector es “regenteado” por mujeres y hombres de color. Este no es un dato menor pero que puede pasar desapercibido: los asistentes de las enfermeras son hombres de tez negra que se la pasan limpiando entre otras actividades, lo cual es una típica construcción social que establece que ellos por distintos son inferiores. Este hecho no es menor, sin lugar a dudas las mujeres y las personas de tez oscura han sido colocadas socialmente en términos de desprivilegio. La circunstancia  que sean ellos quienes ejercen poder sobre los “enfermos” connota el bajo grado de importancia social dado a aquellos que están encerrados en aquel hospital.

Vista la película a través de Goffman se permite entrever el uso disciplinario de estas instituciones y de cómo estas mortifican el yo de los individuos para lograr ajustar este yo al entorno institucional, mediante el uso de las tensiones dentro-fuera. En la película está muy bien lograda la presencia de la institución total puesta también de manifiesto en los cuerpos de los internados: lobotomía, baños fríos, castigos físicos, etc.

            Una de las características centrales de las instituciones totales es la ruptura de un ordenamiento social básico en la sociedad moderna: la distinción entre los espacios (tiempos) de juego (ocio), descanso y trabajo, en los que por lo general se interactúa con distintos coparticipes y ante el ejercicio de una autoridad que es dispar y sin respetar un plan administrativo muy estricto.

            Muy por el contrario, según Goffman, en las instituciones totales como en el pabellón en que se desarrolla la película podemos observar que la totalidad de las dimensiones de la vida cotidiana ocurren en un mismo lugar y bajo una única autoridad, también que todas estas actividades cotidianas se llevan a cabo en la compañía inmediata de un gran número de otros miembros, a los que se da el mismo trato y de los que se requiere que hagan juntos las mismas cosas. Lo peor de todo es que estas actividades están total y perfectamente programadas. Se encuentran "encadenadas" unas a otras y todas se imponen jerárquicamente a través de un cuerpo de empleados administrativos y a través de un rígido sistema de normas de rigurosa formalidad. Hay para todo esto un "plan racional", único, creado deliberadamente para regir la totalidad de las actividades, que demás está decir, son obligatorias para los internos.

 



Así desde la teoría del interaccionismo simbólico, al que adhiere Goffman, éste define a la vida como un teatro, y bien vale la comparación con la puesta en escena que constantemente y día a día montaba Mc Murphy dentro del manicomio.

El director de Alguien voló... se vale de esta teoría en que los seres humanos son meros actores que se esfuerzan permanentemente en todos los ámbitos de su vida social para transmitir una imagen convincente de sí mismos frente a los diversos "auditorios" a los que se enfrentan (la familia, los amigos, la escuela, la oficina, etc.). No importa lo que uno sea realmente, sino lo que se logra parecer. Mc Murphy en un principio aprende rápidamente a moverse hábilmente entre los "decorados y las utilerías" de la puesta en escena que es el pabellón psiquiátrico en que se encuentra.

Finalmente todo se desmadra y como reza el Interaccionismo Simbólico, el que no sabe actuar constituye una amenaza para el elenco y es prontamente apartado, acá mediante la intervención en los cuerpos, llámese electroshock o lobotomía.

El final es aleccionador. Mc Murphy sufre electro-sock y luego una lobotomía [4] y, como todos sabemos "el gran jefe" toma una decisión liberadora y conduce a la victoria final de Mc Murphy sobre Racheld mientras el “gran jefe” escapa del manicomio.

Podemos decir también para concluir y porque no, que la película termina siendo una alegoría de la Antipsiquiatría[5], entendida esta como casi como un movimiento contracultural que se levanta contra los tratamientos aplicados a los enfermos mentales en EEUU considerados en su momento como la teoría y la práctica psiquiátrica convencional[6].



[1] En países de habla hispana se la conoció como “Alguien voló sobre el nido del cucu” y también como “Atrapado sin salida”.

[2] Digo por ejemplo que siendo tan feliz la “sociedad de la abundancia” estallan los índices de delitos, vandalismo y protestas, culminando, por ejemplo, con el movimiento hippie. Me animo a decir que un sistema que les da todo también los llena de vacío existencial. Tal es así que para ejemplos tenemos a Rebelde sin causa, el rock and roll, Elvis Presley, las drogas, etc.

[3] La idea o filosofía del Panóptico fue una de las expresiones más acabadas de la concepción moderna de cárcel. Fue un diseño de centro penitenciario “ideal” elaborado por el filósofo Jeremias Bentham a fines del siglo XVIII. El concepto de este diseño permite a un vigilante observar (-opticón) a todos (pan-) los prisioneros sin que éstos puedan saber si están siendo observados o no. El objeto de este control visual permanente era el de generar en internos un estado de autorepresión de posibles acciones violentas como así también la permanente reflexión sobre los hechos cometidos. Bentham, plasmó un modelo de vigilancia social que permitía un tipo de poder del espíritu sobre el espíritu, una especie de institución que se aplicó tanto en escuelas como hospitales, reformatorios, y fábricas. Así ya en el siglo pasado el concepto de prisión evoluciono en su nueva concepción. Foucault la denominó como una institución disciplinaria. Goffman la denomina “Institución Total”.


 


 

[4] La lobotomía cerebral es considerada un tipo de psicocirugía que consistía en la sección quirúrgica de fascículos nerviosos de un lóbulo cerebral. Práctica muy desarrollada en los estándares de la medicina de mediados del siglo XX y que inclusive se aplicaba con un picahielos y sin la menor norma de higiene y control. Se cree que en EEUU entre las décadas del 30 y los 60 se realizaron más de 50.000 de estas operaciones).

[5] Concepto ideado o atribuido a David Cooper y que se usa para designar a diferentes enfoques y doctrinas políticosociales en el área de la salud mental que tienen en común ser detractoras de la psiquiatría.

Notas 4 y 5: fuente www.wikipedia.org

[6] También se puede leer sobre este tema a Michel Foucault con sus obras célebres “Historia de la locura” y “Vigilar y Castigar”, Foucault veía en los asilos un instrumento de represión de la burguesía contra las “clases peligrosas”. Michel Foucault, Erving Goffman y otros criticaron el poder y el rol de la psiquiatría en la sociedad, incluyendo el uso de la "institución total", el "etiquetamiento" y la estigmatización. Más aún y en relación a los viejos clichés de control, Foucault nos enseña que en la institución donde se encuentran internados mantiene la rigidez de las normas con precisión. El hospital en su funcionamiento puede resultar similar a una cárcel, de hecho hay rejas, ello significa que hay una clara limitación de la libertad. Se busca mantenerlos adentro, en cuanto el interior es un lugar de protección y seguridad, mientras que el afuera podría ser un lugar de amenaza.

 

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