Introducción.
El escritor Adolfo Bioy Casares es considerado uno de los escritores más importantes del s. xx en Latinoamérica. Nació en una familia acomodada en Buenos Aires, Argentina, un 15 de Septiembre de 1914 y falleció en Buenos Aires, Argentina, en 1999. Cursa estudios universitarios en derecho, recibiéndose de Abogado, pero nunca ejerce.
Su
familia poseía una biblioteca muy rica en literatura argentina y los clásicos
universales, tanto en castellano, como en inglés y francés. La posición
económica que gozó le permitió conocer el mundo realizando largos viajes al
extranjero.
A
principios de la década del ’30 conoce a Jorge Luis Borges, quien será su amigo
hasta los últimos días de este. Juntos, utilizando distintos pseudónimos,
escribieron a cuatro manos obras como Seis problemas para don Isidro Parodi, un libro de cuentos bajo el seudónimo de H. Bustos
Domecq.
Durante el
año 1940 se casa con Silvina Ocampo, escritora y pintora, perteneciente a una
familia de intelectuales argentinos. Es este el año de su despegue como
escritor con la publicación de la novela La
invención de Morel, con el que obtiene el Premio Municipal de Literatura de
la Ciudad de Buenos Aires.
Sin
embargo allí no se termina su obra, que fue extensa en cantidad y en el tiempo,
publicando casi hasta su últimos días de vida, dejando en su haber importantes obras de
ficción, policial, fantasía y ciencia ficción. Sus obras fueron traducidas a más
de veinte idiomas y cosechó importantes premios y honores, entre ellos el Premio
Miguel de Cervantes, en 1990 y el Konex, en 1994. Asimismo muchas
de sus obras fueron llevadas al cine.
Participó de numerosas revistas literarias, entre ellas Sur.
Junto con Borges, además, dirigió la famosa colección de novelas policiales “El
séptimo círculo”, evocando a los anillos del infierno del Dante, en este caso
el sétimo, reservado para los violentos. Esta colección tuvo desde 1945 el rol
de difundir lo mejor de la literatura policial. Entre 1945 y 1983 se publicaron
casi 400 libros con lo mejor de este género.
Lo interesante de esta colección es que sus tapas son
fácilmente reconocible por los dibujos geométricos casi abstractos o cubistas de
José Bonomi. En estas obras de arte en sí mismas se describe la estética de la
novela policial con precisión. Bioy Casares, tiempo
después, atribuyó al diseño de portada y al emblema de la colección, un caballo
de ajedrez, una parte del éxito.
También
con Borges y Silvina Ocampo publican la importantísima Antología de la
literatura fantástica reuniendo lo mejor
de un género literario que hasta ese momento no había podido gozar del podio y
el respeto de la “alta” literatura.
Dice Adolfo Bioy Casares en el prólogo a esta obra:
Su
pluma supo manejar con exquisitez lo fantástico combinándolo con un gran
sentido del humor. Supo captar los “caracteres de lo argentino” en el Diccionario del argentino exquisito y
sus obras de ciencia ficción, en especial las novelas y cuentos de los años ’40
a ’60 del siglo pasado, son joyas de la perfección llevadas a la construcción
de una historia.
Dijo
Borges, su gran amigo, en el prólogo a La
invención de Morel:
“En español, son infrecuentes y aun rarísimas las obras de imaginación razonadas. Los clásicos ejercieron la alegoría, las exageraciones de la sátira y, alguna vez, la mera incoherencia verbal; de fechas recientes no recuerdo sino algún cuento de Las fuerzas extrañas y alguno de Santiago Dabove: olvidado con injusticia. La invención de Morel (cuyo título alude filialmente a otro inventor isleño, a Moreau) traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo. He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta”.
La invención de Morel, publicada en 1940, es para muchos la primera obra de ciencia ficción latinoamericana reconocida en forma amplia en el extranjero, a la par que fue su primera gran obra. Luego llegarán Plan de evasión, La trama celeste, El perjurio de la nieve, El sueño de los héroes, Historia prodigiosa y un largo etc.
Como
excusa para recordarlo en el mes de su nacimiento traigo a consideración uno de
sus cuentos más logrados, La trama
celeste.
La trama celeste.
La trama celeste
es un libro de cuentos publicado en Argentina en 1948, contiene seis cuentos
entre los que se encuentra el que le da título al libro. Estos relatos son
eminentemente de corte fantástico, un género que dominaba a la perfección. En
todas estas seis pequeñas joyas el tema del tiempo, el espacio y el poder de la
mente están presentes.
Destacan El perjurio de la nieve, en donde el horror y lo fantástico se dan cita a una obra en el que el concepto de tiempo es torcido en favor de uno de los personajes. También destaca En memoria de Paulina, en donde las diferencias entre esta vida y el más allá se conjugan con el tema de los celos.
Alerta spoiler. Si no has leído el cuento, en este momento deberías dejar de leer si no quieres toparte con algunos destripes y spoilers del cuento.
En
este cuento, que inobjetablemente es una obra de ciencia ficción, el tema del
espacio y el tiempo son tratados de una manera muy particular, a la par que la
idea de los mundos paralelos que se tocan unos a otros por ¿cuerdas? está
presente en este cuento largo. Cito:
En
estos mundos las variaciones espacio-temporales son tan ligeras que sólo un
lector muy atento podrá admirar la construcción de este universo por Bioy
Casares. Ello lleva a pensar que esos universos deben ser, y de hecho lo son,
infinitos.
Una
de las características más importantes en Bioy Casares es que casi todas sus
historias tienen como antecedente o universo contenedor alguna idea filosófica
o científica que la justifique. En este caso recurre a Louis-Auguste Blanqui y
su obra La eternidad a través de los
astros, de 1872, de donde se nutre para poblar este cuento de mundos
paralelos, de los personajes dobles y triples y del espacio que se curva y se
toca con otros espacios.
“…
Alegar a Blanqui, para encarecer la teoría de la pluralidad de los mundos, fue
tal vez, un mérito de Servian; yo, más limitado, hubiera propuesto la autoridad
de un clásico; por ejemplo: «según Demócrito, hay una infinidad de mundos,
entre los cuales algunos son, no tan sólo parecidos, sino perfectamente
iguales» (Cicerón, Primeras Académicas, II, XVII). Henos aquí, en Bauli, cerca
de Pezzuoli, ¿piensas tú que ahora, en un número infinito de lugares
exactamente iguales, habrá reuniones de personas con nuestros mismos nombres,
revestidas de los mismos honores, que hayan pasado por las mismas
circunstancias, y en ingenio, en edad, en aspecto, idénticas a nosotros,
discutiendo este mismo tema? [id., id., II, XL]…”
Trama.
“Cuando el capitán Ireneo Morris y el doctor Carlos
Alberto Servian, médico homeópata, desaparecieron, un 20 de diciembre de Buenos
Aires, los diarios apenas comentaron el hecho. Se dijo que había gente engañada
gente complicada y que una comisión estaba investigando; se dijo también que el
escaso radio de acción del aeroplano utilizado por los fugitivos permitía
afirmar que éstos no habían ido muy lejos. Yo recibí en esos días una
encomienda; contenía: tres volúmenes in quarto (las obras completas del comunista
Luis Augusto Blanqui); un anillo de escaso valor (una aguamarina en cuyo fondo
se veía la efigie de una diosa con cabeza de caballo); unas cuantas páginas
escritas a máquina - Las aventuras del capitán Morris - firmadas C. A. S.
Transcribiré esas páginas.”
La
historia comienza con un breve epígrafe a título de presentación de la historia.
Esta, titulada “LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN MORRIS” es escrita en primera persona
por quien en verdad no es el personaje principal, sino por Carlos Alberto
Servian, quien relata la historia de un soldado argentino, Ireneo Morris,
piloto de pruebas de aviones. Este sufre un accidente en una de esas pruebas y
queda herido. Cuando despierta es interrogado por sus propios pares, que no lo
reconocen. Los militares argentinos piensan que es un espía, por lo que queda
detenido.
En
esta circunstancia entra en escena una enfermera (debe tenerse en cuenta que
las mujeres siempre fueron personajes fuertes en la obra de ABC) que lo ayudará
a escapar de su detención pese al peligro que ello implica para la enfermera.
En
definitiva Bioy Casares nos presenta tres mundos en donde las diferencias son
mínimas, muy sutiles, y en las que Ireneo Morris deberá con un sentido casi
detectivesco ir descubriendo las esas sutiles diferencias para salir airoso de
lo que considera una broma del destino.
Finalmente
sabremos que el narrador es un compañero de aventuras de Ireneo Morris que lo
acompaña viajando entre los diferentes universos paralelos a la vez que otros
casi idénticos “Ireneos Morris” se entrecruzan en diferentes aventuras.
En
cada uno de los mundos los personajes son idénticos pero a poco que se
investigue se observan sutiles diferencias de carácter, por lo que el tema del
doble, tan trabajado en la literatura también acá se ve reflejado. A saber: los
mundos sufren sutiles diferencias, vr. gr., en uno de los mundos Cartago no fue
destruida por los romanos, por lo que la cultura cartaginesa está presente en
ese universo del s. xx, por ejemplo en las calles o en los nombres de las
personas.
“La explicación es evidente: En varios mundos
casi iguales, varios capitanes Morris salieron un día (aquí el 23 de junio) a
probar aeroplanos. Nuestro Morris se fugó al Uruguay o al Brasil. Otro, que
salió de otro Buenos Aires, hizo unos «pases» con su aeroplano y se encontró en
el Buenos Aires de otro mundo (donde no existía Gales y donde existía Cartago;
donde espera Idibal). Ese Ireneo Morris subió después en el Dewotine, volvió a
hacer los «pases», y cayó en este Buenos Aires. Como era idéntico al otro Morris,
hasta sus compañeros lo confundieron. Pero no era el mismo. El nuestro (el que
está en el Brasil) remontó vuelo, el 23 de junio, con el Breguet 304; el otro
sabía perfectamente que había probado el Breguet 309. Después, con el doctor
Servian de acompañante intenta los pases de nuevo y desaparece. Quizá lleguen a
otro mundo; es menos probable que encuentren a la sobrina de Servian y a la
cartaginesa. …”
Algunas
conclusiones.
El
cuento trata el tema, entre otros, de los universos paralelos. En esta temática
fueron pioneros, junto a Borges, en introducirla en la literatura de ciencia
ficción latinoamericana. Téngase presente que recién en la década del ’50 del
siglo pasado Hugh Everett planteará la idea de los universos paralelos.
Por
otra parte solo un muy atento lector podrá disfrutar de La trama celeste y sus diferentes mundos en plenitud. El tiempo y
el espacio son conceptos fundamentales para este cuento. La repetición de los
mundos, personajes y espacios son elementos fundamentales en la construcción de
Bioy.
Por
otro lado podemos ver algo que en El
perjurio de la nieve también se percibe: la eternidad, el detenimiento del
tiempo, se da por un expediente sencillo que no otra que la repetición.
Pero
esta repetición se dará en diferentes territorios o por diferentes dobles de
cada uno de los personajes. Así cada uno de los personajes interactuará
dependiendo de la cuestión espacio-temporal y qué cultura predomine en ese
mundo.
Para
quien desconoce la obra de Bioy Casares, ésta es una buena posibilidad de
acercamiento a su obra dado que no temo repetirme, estas son pequeñas obras de
ingeniería cuentística, uno de sus mejores trabajos.